Las grandes crisis económicas son las que conllevan grandes decisiones. De hecho los sistemas de protección social nacieron de esta forma. Tal es el caso en 1909 en el Reino Unido con Lloyd George y en 1932 en USA con Roosevelt, así como en varios países Europeos en la postguerra.
El sistema de siempre ha sido subir los impuestos y con estos financiar el desempleo, las pensiones y la salud.
En este momento el COVID - 19, es el equivalente a una guerra mundial por las pérdidas económicas y sociales que ha representado; de ahí que la respuesta fiscal del presidente Biden a raíz de la petición de su secretaria del tesoro, Janet Yellen, cuál es la de elevar el impuesto a las sociedades del 21% al 28% en Estados Unidos, y con un mínimo del 21% para los beneficios obtenidos por las multinacionales en el extranjero, esta por financiar su plan de estímulos Post COVID, que llega a ser del orden de los 1.9 billones de dólares.
Por otro lado, la propuesta más importante es la de fijar un mínimo global del 15% para las empresas multinacionales. Recordemos que en Estados Unidos, este ha sido del 40% en 1990 y pasó al 25% en el 2017.
Por otro lado en los países miembros de la OCDE el impuesto promedio para las sociedades era del 32,2% en el 2000, y pasó a ser del 23,3% en 2019. Y por el lado de la Unión Europea que tenia el mismo promedio del 32,2% en el 2000, pasó al 22,2% en el 2020.
La propuesta Estadounidense busca atacar los paraísos fiscales que derivan muy grandes beneficios de empresas multinacionales al tener un sistema impositivo bajo, entre el 1% y el 3%. De hecho una investigación reveló que Luxemburgo (600.000 habitantes), en 2017, recibió 6 billones de dólares de inversión extranjera, igual que lo recibido por USA. La propuesta intenta evitar que los capitales emigren de los países generadores de riqueza, impactando negativamente las arcas fiscales de los mismos, habidos de estos recursos para financiar sus políticas sociales.
EE.UU. adelanta conversaciones con la OCDE junto a 140 países para lograr fijar esa propuesta global del 15%.
Aunque en Colombia se mantiene un impuesto más alto, es hora de pensar el reducir esa tasa a estos niveles internacionales, para evitar así, que la inversión extranjera disminuya su ritmo de inversión en la economía Colombiana, o por lo menos evitar perderla al tener costos impositivos más elevados. Y aunque este impuesto global propuesto es para empresas multinacionales, difícilmente los gobiernos regionales mantendrán tasas mucho más altas a las Pymes, dado que estas llegan a ser más del 80% del empleo y la tributación de los países latinoamericanos.
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